jueves, 7 de octubre de 2010

La historia de Canelo


"Canelo" era el perro de un hombre que vivía en Cádiz. Una mascota que seguía a su dueño para todas partes y en todo momento.
Este hombre anónimo vivía solo, por lo que el buen perro era su más leal amigo y único compañero. La compañía y el cariño mutuo los hacía cómplices en las miradas y hasta en los gestos.
Cada mañana se los podía ver caminando juntos por las tranquilas calles de la ciudad cuando el buen hombre sacaba a pasear a su amigo. Una vez a la semana uno de esos paseos eran hacía el Hospital Puerta del Mar ya que debido a complicaciones renales el hombre se sometía a tratamientos de diálisis.
Obviamente, como en un hospital no pueden entrar animales, él siempre dejaba a Canelo esperándolo en la puerta del mismo. El hombre salía de su diálisis, y juntos se dirigían a casa. Esa era una rutina que habían cumplido durante mucho tiempo.
Cierto día el hombre sufrió una complicación en medio de su tratamiento, los médicos no pudieron superarla y éste falleció en el hospital. Mientras tanto "Canelo" como siempre, seguía esperando la salida de su dueño tumbado junto a la puerta del centro de salud. Pero su dueño nunca salió.
El perro permaneció allí sentado, esperando. Ni el hambre ni la sed lo apartaron de la puerta. Día tras día, con frío, lluvia, viento o calor seguía acostado en la puerta del hospital esperando a su amigo para ir a casa.

Los vecinos de la zona se percataron de la situación y sintieron la necesidad de cuidar al animal. Se turnaban para llevarle agua y comida, incluso lograron la devolución e indulto de Canelo una ocasión en que la perrera municipal se lo llevó para sacrificarlo.
Doce años, así como lo leen. Ese fue el tiempo que el noble animal pasó esperando fuera del hospital la salida de su amo. Nunca se aburrió ni se fue en busca de alimento, tampoco buscó una nueva familia. Sabía que su único amigo había entrado por esa puerta, y que él debería esperarlo para volver juntos a casa.
La espera se prolongó hasta el 9 de diciembre del 2002, en que Canelo murió atropellado por un auto en las afueras del hospital.
Un final trágico, pero esperanzador para quienes amamos los animales, para quienes quizá ilusamente creemos que en el más allá todavía hay algo que nos espera.
La historia de Canelo fue muy conocida en toda la ciudad de Cádiz. El pueblo gaditano, en reconocimiento al cariño, dedicación y lealtad de Canelo, puso su nombre a un callejón y una placa en su honor.
A Canelo
Que durante 12 años esperó
en las puertas del hospital
a su amo fallecido.
El pueblo de Cádiz como homenaje
a su fidelidad.
Mayo de 2002

BELLISIMA Y EMOTIVA HISTORIA, HAY UN DICHO QUE DICE
“MIENTRAS MAS CONOZCO A LAS PERSONAS MAS QUIERO A MI PERRO”.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Seis meses de cárcel por matar a un perro de forma cruel

El condenado arrastró el animal 700 metros atado al parachoques de su coche

Pincha aquí para leer la noticia en El País.

Un hombre de 66 años y vecino de Alcoletge (Lleida) ha aceptado una pena de seis meses de prisión por matar a su perro de forma extremadamente cruel, atándolo al parachoques trasero de su coche y arrastrándolo 700 metros. Cuando el animal ya estaba moribundo, lo abandonó junto a un puente de la autovía. El acusado no ingresará en la cárcel si paga una multa de 2.160 euros al no contar con antecedentes penales. No obstante, el juez le advirtió que si deja de pagar una sola mensualidad ingresará automáticamente en prisión. Esta es una de las primeras condenas dictadas en Lleida por maltrato animal tras la reforma del Código Penal en 2004, que castiga este tipo de conductas con penas que van de tres meses a un año de prisión.

Los hechos tuvieron lugar el 4 de diciembre de 2008, cuando el condenado, "con ánimo de acabar con la vida de un perro de su propiedad", lo ató a su vehículo, un R-12 tipo ranchera, y lo arrastró a toda velocidad por el asfalto de un camino vecinal. Después arrojó al animal junto a un puente, donde murió y fue encontrado dos días más tarde por agentes de los Mossos d'Esquadra.
El juicio duró menos que la agonía del animal porque el acusado reconoció los hechos y se conformó con la pena solicitada por la fiscal, que la rebajó de diez a seis meses. El juez le comunicó la sentencia de viva voz y le reprochó que hubiera causado un sufrimiento innecesario a su perro. La pena conlleva también una inhabilitación especial de un año para el desempeño de cualquier actividad relacionada con animales.
Lydia Argilés, responsable de una protectora de animales de Lleida que lleva su nombre, criticó ayer que las penas previstas por el delito de maltrato a los animales no conlleven el ingreso en prisión de sus autores. Argilés considera que el Código Penal ya está desfasado y que deberían endurecerse las penas para que los maltratadores de animales vayan directamente a la cárcel y no tengan la opción de eludirla mediante el pago de una multa ridícula. "Lo que hizo es de una crueldad extrema y no comprendo cómo puedo aguantar los gritos de dolor del perro", apostilló.